La sostenibilidad “inteligente” de las ciudades

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Ser sostenible, verde e inteligente es la aspiración de muchas ciudades. Y para conseguirlo, los ingenieros técnicos, junto con otros profesionales, se enfrentan a nuevos retos y oportunidades

La humanidad afronta un planeta cada
vez más urbanizado. La mitad de la población
mundial ya vive en ciudades, desde
megalópolis con millones de habitantes a
urbes con unos pocos miles, que representan
el 75% del consumo de energía y
el 80% de las emisiones de CO2 a nivel
mundial. La sostenibilidad y el medio ambiente
se convierten, de esta forma, en los
componentes más críticos para el buen
funcionamiento de cualquier urbe. Se producen
entre 7.000 y 10.000 millones de
toneladas de residuos urbanos cada año
y 3.000 millones de personas alrededor
del mundo no cuentan con un sistema de
gestión de residuos apropiado, según un
informe para la gestión global de residuos
de la International Solid Waste Association
y las Naciones Unidas.

Una ciudad inteligente y sostenible es
una ciudad innovadora que aprovecha las
tecnologías de la información y la comunicación
(TIC) y otros medios para mejorar
la calidad de vida, la eficiencia del
funcionamiento y los servicios urbanos y
la competitividad, al tiempo que se asegura
de que responde a las necesidades de
las generaciones presentes y futuras en lo
que respecta a los aspectos económicos,
sociales y medioambientales.
Este rápido crecimiento urbano está
provocando grandes desafíos, tales como
presiones adicionales ambientales y la
creciente demanda de servicios para un
mayor número de habitantes, y afecta a la
capacidad de los municipios para gestionar
con eficacia la calidad de vida de sus
ciudadanos y la capacidad económica de
la ciudad.

Cinco factores críticos

Existen cinco factores críticos para que
una estrategia de ciudad inteligente tenga
éxito: la asociación de los ámbitos público
y privado, una estrategia de financiación
viable, la participación ciudadana, los procesos
internos eficientes, y el fomento de
la innovación, según el estudio publicado
por la consultora IDC en 2012.

España decidió hace unos años ponerse
manos a la obra y las diversas iniciativas
municipales, en muchos casos
parciales, están comenzando a dar sus
frutos. Los últimos resultados del índice
IESE Cities in Motion, que analiza el nivel
de desarrollo de 146 ciudades del mundo,
situaba a Barcelona y Madrid en los
puestos 34 y 35, respectivamente, mientras
que Londres se considera la ciudad
más inteligente del mundo, según esta
clasificación elaborada por el Centro de
Globalización y Estrategia del IESE-Universidad
de Navarra. Esta lista determina
la eficiencia global de las ciudades en
áreas como la tecnología, el medio ambiente,
la movilidad, el transporte, la planificación
urbana y la gestión pública. En
la lista también aparecen Valencia, que
alcanza el puesto 73 mundial; A Coruña
(75); Bilbao (76); Sevilla (79), y Málaga
(80). La capital catalana también fue
nombrada Global Smart City 2015 por
la consultora británica Juniper Research,
tras obtener una sólida puntuación en redes
inteligentes, gestión del tráfico, alumbrado
público, capacidad tecnológica,
cohesión social, etc.

Si bien no hay una receta única para
construir ciudades sostenibles o reconvertir
las existentes al nuevo modelo, sí
existe el consenso de que es necesario
adoptar una visión holística y aplicar de
forma intensiva y progresiva las tecnologías
de la información y la comunicación
en todos los ámbitos ciudadanos, desde
la energía a la movilidad o los residuos urbanos.
Las smart cities también deben ser
ciudades resilientes, es decir, más adaptables
a los cambios, y aquí la denominada
economía circular puede desempeñar
un papel crítico, según el director de la
Cátedra Unesco de Sostenibilidad de la
Universidad Politécnica de Cataluña, Jordi
Morató.

Rehabilitación sostenible

En la sostenibilidad urbana también tiene su relevancia la rehabilitación energética de edificios, un sector que España lidera en Europa, según el informe elaborado por el Joint Research Centre en el que se comparan y evalúan las estrategias a largo plazo presentadas por los diferentes estados miembros para la rehabilitación energética en el sector de la edificación. Uno de los ejemplos que seguir es el distrito Cuatro de Marzo de Valladolid, con 166 residencias, que forma parte del proyecto de remodelación urbana R2CITIES, financiado por la UE. Su objetivo es la reducción del 60% en el consumo de energía de los edificios y el conjunto del distrito.

La efervescencia de programas de sostenibilidad urbana inteligente ha impulsado la celebración de un mayor número de actividades feriales relacionadas con la ciudad verde, inteligente y sostenible, como los recientemente celebrados Smart City Expo World Congress de Barcelona y el salón Greencities & Sostenibilidad de Málaga, en los que se han abordado las últimas políticas y estrategias municipales y soluciones diseñadas por empresas. De hecho, la Comisión Europea ha dado el visto bueno al Programa Operativo Feder de Crecimiento Sostenible 2014-2020 (POCS), dotado con 5.200 millones de euros, de los que 1.500 millones se destinarán a fomentar el crecimiento económico más inteligente e integrador en los Ayuntamientos españoles, según el Ministerio de Hacienda.

Foro Greencities & Sostenibilidad

El comité técnico de la Red Española de Ciudades Inteligentes (RECI), integrada por 65 municipios, celebró el pasado mes de octubre su IX reunión en el marco del Foro Greencities & Sostenibilidad de Málaga. Se analizaron diversas actuaciones sobre eficiencia energética en el alumbrado público, como el Plan Director de Alumbrado de Segovia y la sustitución por lámparas led de Ávila; Málaga compartió la experiencia de plataforma integrada de telegestión municipal para monitorizar todo el alumbrado, los edificios municipales y las instalaciones fotovoltaicas, y las líneas de trabajo sobre sistemas de sensores de la contaminación ambiental y acústica.

También se estudiaron los casos de Mérida y Arganda del Rey en materia de contratos de servicios energéticos, que están reportando notables ahorros. Murcia se ofreció para asesorar a otros municipios sobre cómo diseñar o rehabilitar edificios de consumo energético casi nulo; Sabadell compartió su experiencia sobre ordenanza de usos y ahorro de agua y Valencia aportó su proyecto CATMED sobre modelos urbanos sostenibles. Desde Málaga se han propuesto nuevas líneas de trabajo sobre sistemas de sensores de la contaminación ambiental y acústica.

La Unión Europea prepara una directiva marco sobre la economía circular. Esta directiva significará repensar y rediseñar la mayor parte de procesos de las ciudades (industriales, servicios, suministros, etc.) de forma que se consigan cero residuos y se utilicen energías más limpias, afirma Jordi Morató. “¿Por qué no aprovechar mejor el agua de lluvia creando superficies porosas que eviten, al mismo tiempo, inundaciones urbanas?”, explica. Algunas ciudades ya lo hacen y es una muestra de la diversidad de oportunidades que se abren a los profesionales para desarrollar nuevas actividades y técnicas. “Las ciudades sostenibles deben crearlas equipos multidisciplinares de ingenieros, profesionales de las ciencias sociales, biólogos, etc.”, añade el director de la cátedra.

Reciclaje y capacitación de técnicos

La sostenibilidad urbana inteligente está generando numerosas iniciativas para el reciclaje
y la capacitación de profesionales, como el reciente curso ofrecido por el Instituto
Tecnológico de Aragón para la formación de técnicos en ciudades sostenibles. El
objetivo es capacitar a técnicos para «comprender, medir y planificar los impactos que
la actividad humana tiene sobre el medio ambiente en entornos urbanos, identificando
las oportunidades de mejora y las tecnologías más adecuadas para conseguir los objetivos
y establecer procedimientos para su seguimiento».

En el mismo sentido, Tomás Caballero, vocal de ejercicio libre y eficiencia energética
del Colegio Oficial de Peritos e Ingenieros Técnicos Industriales de Málaga (Copitima),
asegura que las universidades deberían fomentar la presentación de trabajos
finales de grado en ingenierías técnicas, por ejemplo en temas como la eficiencia
energética o el ahorro de energía en instalaciones de climatización, que permitan a los
futuros profesionales disponer de un escaparate laboral. «Nuestros colegiados están
centrados, frente a la ciudad verde, en buscar soluciones más eficientes. Deben informar
más al ciudadano sobre su comportamiento energético como medioambiental,
concienciación ciudadana, creación de barrios verdes y cooperativas donde gestionar
los residuos y el aprovechamiento de agua», sostiene Caballero.

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