De la A a la G

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La UE propone volver a la escala de etiquetado energético que existía antes de 2010 y eliminar los símbolos que generan confusión entre los consumidores

La eficiencia energética de los aparatos
eléctricos se identificará en el futuro con
una única etiqueta en lugar de la complicada
y a veces confusa escala actual
que incluye diferentes combinaciones de
letras y símbolos. Así lo ha decidido la
Comisión Europea, tras comprobar que
muchos consumidores eligen electrodomésticos
de clase A+ pensando que adquieren
uno de más eficientes del mercado
cuando, en realidad, puede que estén
comprando uno de los menos.

La propuesta comunitaria, que aún
está pendiente de debatirse en el Parlamento
y el Consejo Europeo, por lo que
su aprobación no se prevé hasta mediados
de 2016, plantea un reajuste del etiquetado
con la implantación de una única
escala de la A a la G, eliminando por
tanto otras categorías como la A+, A++ y
A+++ que pueden inducir a la confusión.
En realidad, no se trata de nada nuevo,
sino de volver a la escala que ya existían
antes de 2010, bien conocida y de más
clara y eficaz comprensión por parte de
los compradores, que así podrán comparar
con mayor conocimiento de causa.


La medida, que está en consonancia
con el principio de «primero, la eficiencia
energética», que figura en la Estrategia
para la Unión de la Energía emprendida
por la Comisión en febrero pasado,
prevé un ahorro de 200 teravatios hora
(Twh) en 2030 o, lo que es lo mismo, de
15 euros al año por consumidor.

Además, ha propuesto también la
creación de una base de datos digital
en la que deberán registrarse todos los
nuevos productos que se introduzcan en
la Unión Europea. A su juicio, este sistema
permitirá terminar con el fraude que
actualmente existe sobre etiquetado de
eficiencia energética -se estima que entre
el 10% y el 25% de los aparatos que
se comercializan no cumplen los requisitos
exigidos-, y facilitará la vigilancia del
mercado por parte de las autoridades
nacionales, con el consiguiente ahorro
de tiempo y de la carga administrativa
al tratarse, según recalcan, de una propuesta
de reglamento, directamente
aplicable, y que, por tanto, los Estados
miembros no tendrán que transponer a
sus respectivas legislaciones.

Según los cálculos de la Comisión
Europea, esta revisión conllevará en
su conjunto un ahorro adicional igual al
consumo energético anual de todos los
países bálticos, es decir, alrededor de 17
millones de toneladas equivalentes de
petróleo al año de energía primaria, y supondrá
para los fabricantes y minoristas
un aumento global de ingresos superior
a los 10.000 millones de euros gracias,
entre otras cuestiones, a que más del
85% de los consumidores europeos tienen
en cuenta esta etiqueta en sus decisiones
de compra.

Iniciativas de control

Asimismo, y con el fin de facilitar a los
usuarios el control de la eficiencia energética
de sus electrodomésticos, las
autoridades comunitarias han apoyado
dos proyectos que también pesarán en
el ánimo de los consumidores: Ecogator
y MarketWatch. En el primer caso, se
trata de una aplicación para móviles que
ayuda a elegir los aparatos eléctricos de
uso cotidiano más eficientes a partir del
asesoramiento y los comentarios de una
comunidad de 18.000 usuarios de nueve
países europeos.

Ecogator da información sobre los
electrodomésticos más eficientes del
mercado, permite escanear la etiqueta
energética para calcular el consumo
anual de energía y ofrece consejos para
reducir la factura de la luz, entre otras
utilidades. La aplicación, gratuita y disponible
para iOS y Android, ha recibido
el Premio Europeo de Energía sostenible
2015 y forma parte del programa
de Investigación e Innovación de la UE,
dotado con un presupuesto de casi
80.000 millones de euros para el periodo
2014-2020.

MarketWatch, por su parte, es una
campaña que identifica a las compañías
que se saltan las normas de etiquetaje
de los electrodomésticos establecidas
por la UE y difunde sus nombres. Esta
iniciativa, en la que participan 16 organizaciones
civiles europeas, entre ellas
la española Ecodes, pretende analizar y
revisar 150.000 productos eléctricos de
uso doméstico distribuidos tanto en tiendas
físicas como en Internet en una decena
de países. Cofinanciado durante un
período de tres años por el Programa de
Energía Inteligente para Europa de la UE,
los promotores de este proyecto estiman
que el incumplimiento de la normativa,
en algunos casos flagrante, supone una
pérdida de energía cercana a 100 TWh
anuales, la misma cantidad de energía
eléctrica que consume Europa del Este
a nivel residencial.

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