Las bacterias verdes del azufre pueden servir para desarrollar celdas fotovoltaicas

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Este tipo de bacterias contiene hasta un cuarto de millón de moléculas de clorofila en los clorosomas, las antenas recolectoras de luz más grandes y eficientes de la naturaleza. El equipo internacional de investigadores, en un artículo publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), opina que la estructura de estas moléculas puede aprovecharse para desarrollar nuevas formas de generar energía. El coordinador de la investigación, el profesor Huub de Groot de la Universidad de Leiden (Países Bajos), sugiere que los nuevos descubrimientos podrían emplearse para crear estructuras similares a modo de «hojas artificiales», por ejemplo celdas fotovoltaicas que conviertan la energía del sol en combustibles. Los clorosomas son un modelo atractivo de imitar gracias a su composición sencilla y su capacidad para funcionar de forma adecuada incluso en situaciones de poca luz, ya que las bacterias verdes viven en condiciones lumínicas extremadamente pobres.

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