La vivienda integral o ecoholística

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La vivienda ecoholística es la que integra los recursos y mejoras contrastados y que asumirá todo lo que perfeccione el hábitat humano, con el abandono de técnicas ineficaces e insalubres

Una tarde de primavera, Juan José dejó el
coche en una arboleda aledaña al puente
de la carretera SO-320 sobre el río Lobos
y siguió una senda que bordeaba el
cauce, aguas arriba.

El Sol estaba aún bastante alto y algunos
buitres dibujaban en el azul espirales
altísimas, mientras otros se posaban
en los roquedos que bordeaban el
profundo valle.

Según caminaba, sorteando las irregularidades
del camino, iba embelesado
en las sensaciones que le inundaban: el
canto de las aves, el multicolor despliegue
de abundantes flores y su perfume,
la belleza de los nenúfares sobre la tersa
superficie irisada del agua, a la vez que
una idea persistía en su mente, que le impelía
a palpar, de vez en cuando, la brújula
que llevaba en uno de sus bolsillos.

Tras media hora de trayecto descubrió
un amplio espacio bordeado de
farallones calcáreos, y sobre la ladera
de un promontorio, su meta: La ermita
templaria de San Bartolomé.
Tres olmas se alzaban delante de la
ermita. Le vino a la memoria Lug, el politécnico
dios de los celtas de esta tierra,
aquel que se hacía acompañar por el
lobo, que daba nombre al entorno, y fue
patronímico de tantos hombres del contorno
durante siglos. La sagrada olma
que acogiera en su torno el consejo de
los ancianos, y alrededor de la cual, danzaba
el pueblo las noches de plenilunio,
se elevaba como hito previo a la meta.

Aquella tarde Juanjo, colmado de
dicha, creyó verificar su idea sobre las
corrientes telúricas, (de tellus = tierra),
cuando tras moverse en torno a la ermita
pudo comprobar que la brújula «se volvía
loca», y trastocaba su normal dirección,
junto a una de las jambas de la puerta.

Por fin, estaba convencido de haber
visto personalmente los efectos de
aquello que algunos pueblos celtas llamaban
wouvre, y los chinos denominaban
venas de dragón, que recorrían la
superficie de la tierra creando puntos
cargados positiva o negativamente, y
cuya primera noticia le había llegado a
través de El arte de proyectar en arquitectura,
de Ernst Neufert, que describía
las mallas de Hartmann.

Al día siguiente, de regreso a su puesto
de trabajo en una oficina técnica de
Madrid, repasaba el fichero en el que había
ido clasificando edificios según unos
criterios personales, comenzando por
viviendas con defectos constructivos,
a partir de las exigencias técnicas y administrativas
de la edificación tal como
se especificaban en la Ley 38/1999, de
5 de noviembre, de Ordenación de la
Edificación, con sus correspondientes
modificaciones.

«El sobrecoste que
supone la construcción
holística se puede asumir
perfectamente rebajando
el grado de especulación»
«Se puede alegar que la
ecoholística es una utopía.
Por supuesto, existen
muchas antiguas utopías,
que no son sino realidades»

Durante los últimos minutos se había
dedicado al estudio de la NTP 289: Síndrome
del edificio enfermo: factores de
riesgo, del Instituto Nacional de Seguridad
e Higiene en el Trabajo. Los edificios
así clasificados, según Ia OMS,
había leído, reúnen una serie de características
comunes:

Casi siempre tienen un sistema de
ventilación forzada común a todo el edificio,
con recirculación parcial del aire,
tomas de aire en lugares inadecuados,
usan intercambiadores de calor que
transfieren los contaminantes desde
el aire de retorno al de entrada, las superficies
interiores a menudo están recubiertas
con material textil y, al estar
pensados para el ahorro energético,
mantienen la temperatura deseada con
un ambiente homogéneo y hermético.

A Juanjo, su interés por el tema de
la vivienda le venía de lejos, pues recordaba
perfectamente las clases de
Técnicas de Hogar, en las Enseñanzas
Técnico-Profesionales de bachillerato,
en las que aprendió las condiciones de
la vivienda higiénica, que recordaba que
debía reunir unos requisitos especificados
por los Principios de Higiene de la
Organización Mundial de la Salud, de
1990.

Además de servir de cobijo contra los
elementos y ámbito para su vida familiar,
la vivienda debe protegerle contra los
riesgos del entorno físico y social que
puedan afectar a su salud. Con tal objeto,
lo ideal sería que la vivienda promoviera
la salud física y mental, además de
promover un desarrollo social enriquecedor.
Por todo lo cual, los parámetros
mínimos marcados serían según tales
orientaciones:

1. Protección contra las enfermedades
transmisibles; 1.1. Abastecimiento
de agua salubre; 1.2. Eliminación higiénica
de excretas; 1.3. Eliminación de
desechos sólidos; 1.4. Desagües eficaces;
1.5. Servicios higiénicos personales
y domésticos; 1.6. Facilidad para la
preparación higiénica de los alimentos;
1.7. Salvaguardias estructurales contra
la transmisión de enfermedades; 2.
Protección contra los traumatismos, las
intoxicaciones y las enfermedades crónicas;
2.1. Medios para manipular el ajuar
doméstico; 2.2. Medios de aireación y
renovación del aire interior; 2.3. Seguridad
química; 3. Reducción al mínimo
de los factores de estrés psicológicos y
sociales, y 4. Facilitar las relaciones con
el entorno.

En este momento Juan José tiene en
su fichero, además de las mencionadas,
otras etiquetas que indican:

El edificio ecológico: se programa, proyecta, realiza, utiliza, demuele y se recicla, como edificio sostenible para el hombre y para el medio ambiente, bajo las siguientes consideraciones: a) Valorar el impacto ambiental; b) Proyectar la obra de acuerdo con el clima local; c) Ahorrar energía; d) Usar fuentes de energía renovables; e) Minimizar el impacto hídrico y de carbono; f) Construcción de gran calidad; g) Soslayar los riesgos para la salud; h) Utilizar, a ser posible, materias primas locales, cuyo insumo energético sea mínimo; i) Usar materiales reciclables y gestionar ecológica de los desechos; j) Aplicar pinturas y recubrimientos ecológicos, que eviten una humedad relativa inadecuada o produzcan contaminación electrostática.

El último apartado del fichero de Juan José lo ha titulado Vivienda integral o ecoholística (de ecos = casa, y holos = total), es decir, la vivienda, o el edificio en general, que integra los recursos y mejoras contrastados y que asumirá todo lo que perfeccione el hábitat humano, con el abandono de técnicas ineficaces o insalubres.

Además, se deberían considerar otros elementos, normalmente olvidados:

1. Construcción sismorresistente, en todo caso, pero reforzando las medidas de seguridad progresivamente, en función de la sismicidad de la zona.

2. Estudio de influencias de corrientes eléctricas y radiaciones, y las medidas de eliminación.

3. Estudio geobiológico o de Feng Shui, para amortiguar, o incluso anular los efectos de los lugares negativos que haya en el terreno, según las líneas de Hartmann, Curry, Peyré, etc., y además, localizar la situación y trayectoria de las posibles corrientes subterráneas de agua, que suelen reforzar aquellos efectos.

Se argüirá que una construcción holística es económicamente poco rentable, a lo que se debe oponer que, hasta ahora se ha dado un exceso de especulación en la construcción y que tal hecho ha sido tremendamente oneroso para la economía de la mayoría de los ciudadanos. El sobrecoste que supone la construcción holística se puede asumir perfectamente rebajando el grado de especulación. Los resultados redundarían en salud y seguridad, menor gasto sanitario y una perspectiva con menos catástrofes.

Evidentemente, se podrá alegar que la ecoholística es una utopía. Por supuesto, existen muchas antiguas utopías, que ya no son sino realidades. Las utopías de hoy están en un horizonte que mañana alguien alcanzará.

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