Ingenieros, los nuevos lutieres del siglo XXI

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La investigación en tecnología musical da a luz instrumentos propios de películas de ciencia ficción. Están fabricados con circuitos integrados, sensores y videocámaras, y sus artífices son ingenieros expertos en electrónica y en otras materias que investigan en la intersección de la música y la tecnología

Los ingenieros son los nuevos fabricantes de instrumentos musicales. Sustituyen maderas, metales y cuerdas por circuitos integrados, sensores y videocámaras para construir instrumentos capaces de crear sonidos y notas a través de las ondas cerebrales, los movimientos del cuerpo o teclados táctiles. En el último festival Sónar de Barcelona, bajo el paraguas de Sónar+D, se presentaron numerosos avances, algunos en proyecto y otros en comercialización.

Los primeros sintetizadores fueron construidos en la década de 1920 y en los años sesenta artistas de vanguardia los comenzaron a popularizar, a medida que los fabricantes diseñaron modelos más pequeños y con mayores prestaciones. En la era del Internet de las cosas, la ingeniera Ayah Bdeir creó LittleBits, una plataforma de bloques electrónicos modulares de código abierto que se pueden conectar fácilmente a través de imanes para construir todo tipo de equipos. La alianza con el fabricante de electrónica japonés Korg ha dado como fruto el littleBits Synth Kit, un sintetizador muy simple orientado a principiantes y a usuarios avanzados que desean construir su propio instrumento modular e investigar nuevos sonidos.

El hang es un buscadísimo instrumento de percusión en forma de platillo volante de acero creado en Suiza en el año 2000. Al masajearlo con las yemas de los dedos, los pulgares o la palma de la mano, suenan dulces melodías. Hasta el año 2009 solo se habían producido 6.000 unidades, únicamente por encargo. Ravid Goldschmidt, reconocido intérprete de hang, y Álex Posada, creador del estudio de diseño interactivo y tecnológico MID y coordinador del laboratorio de interacción de Hangar, han creado el oval, la versión electrónica del hang. A través de una app para iPad, el controlador de hardware transforma las vibraciones táctiles en sonidos y permite interpretar, aprender conceptos musicales y compartir las piezas o interactuar con otros músicos a través de la red.

Intérpretes como instrumentos

MooBeat, desarrollado en 2012 en Barcelona por Jon Corcuera como proyecto de investigación para AudioBend Studios, es un equipo que captura el movimiento en tiempo real del cuerpo del usuario a través de una plataforma Kinnect para generar los sonidos. Está diseñado tanto para personas sin conocimientos previos, con dificultades físicas o cognitivas, como para profesionales. Uno de los grupos de investigación más activos en el campo musical es el Music Technology Group (MTG) de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, que cuenta con un plantel de 40 investigadores que trabajan en áreas como el procesamiento de audio, la descripción de sonido y música, las interfaces musicales, redes sociales alrededor del sonido y la música y la modelización de la interpretación musical. De aquí surgió el reactable, un instrumento musical electrónico colaborativo que se utiliza mediante un tablero táctil en forma de mesa y que, tras su empleo por artistas de la talla de Björk, ha acabado comercializándose.

En Sónar+D, este grupo de investigación presentó diversas demostraciones e instalaciones de proyectos surgidos de la investigación y la enseñanza de la tecnología musical. También se mostraron productos de algunas spin-off surgidas del MTG. Por ejemplo, R-Control, una superficie de control táctil para instrumentos electrónicos que busca acercar los sonidos más clásicos de la electrónica a la interpretación en directo. Pool of Sounds es una instalación interactiva controlada por agua que permite alterar la música mediante el uso de Spektral Delay, un efecto de audio que separa el sonido en múltiples bandas de frecuencia.

El hang es un buscadísimo instrumento de percusión en forma de platillo volante de acero creado en Suiza en el año 2000. Al masajearlo con las yemas de los dedos, los pulgares o la palma de la mano, suenan dulces melodías

LocoSonic es una app pensada para músicos que permite colocar sonidos en un mapa virtual y diseñar un paisaje sonoro envolvente para ser experimentado por otros a través de la aplicación móvil. Repovizz es un sistema on-line integrado que permite el formateo estructural y el almacenamiento remoto, la navegación, el intercambio, la anotación y la visualización de datos multimodales alineados de forma sincronizada. Virtual Singers son los cantantes virtuales desarrollados por la spin-off Voctro Labs. ProtoLight es una plataforma de iluminación interactiva en la que diferentes superficies lumínicas pueden crearse de forma rápida y flexible, gracias a unidades de luz controladas de forma inalámbrica.

El proyecto Play your mood es un sistema que analiza en tiempo real la actividad cerebral del usuario mediante un casco desarrollado por Starlab y selecciona la música más apropiada al estado emocional de la persona. Este sistema podría tener aplicaciones terapéuticas y para el ocio. «He relacionado las ondas cerebrales que registra el casco inalámbrico Enobio de Starlab con música y la mejor manera de hacerla fue con una aplicación que intenta aproximar el estado de ánimo y luego reproduce la música según ese estado de ánimo», dice Marcel Farrés, ingeniero musical y audiovisual por la Universidad Pompeu Fabra. También funciona a la inversa: permite elaborar listas de reproducción basadas en una emoción particular para generar el estado de ánimo deseado.

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