Guía de buenas prácticas para la restauración fluvial y prevenir posibles riadas

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Cuando una crecida, como la vivida últimamente en el río Ebro, vuelve a producirse es prioritario prestar atención a la situación en la que se han quedado los vecinos y municipios de la ribera, así como las explotaciones agrícolas y ganaderas de las zonas afectadas para resarcir debidamente el daño causado. Las actuaciones de restauración fluvial nos dan las claves para evitar los daños económicos y sociales de las riadas.

El último número de la revista esPosible, realizado con el apoyo de Fundación Biodiversidad de Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, describe diferentes experiencias que se están llevando a cabo teniendo en cuenta las condiciones particulares de cada cauce fluvial. Y así, mientras las aguas de la última crecida vuelven a su cauce, es momento de replantear la relación que tenemos con los ríos reconsiderando tanto las políticas urbanísticas que han permitido que se vaya comiendo terreno al río como el modelo de ordenación del territorio que estrangula sus márgenes e impide su normal dinámica.

Tanto las buenas prácticas descritas en el interior del número como la Guía sobre buenas prácticas en restauración fluvial publicada en la parte central de la revista, contribuyen a difundir las importantes experiencias que en restauración fluvial, rehabilitación o mejoras puntuales en el estado de los ríos se están realizando o se pueden realizar.

La restauración fluvial requiere enfoques integrados, ecosistémicos, a escala de cuenca, asociándose a objetivos de buen estado ecológico, equilibrio morfodinámico, geodiversidad, biodiversidad, lucha contra invasoras, mitigación de riesgos, planificación hidrológica y ordenación del territorio. La bioingeniería ha tenido un destacable desarrollo técnico en los últimos años y se ejecuta con creciente cuidado e integración con el ecosistema fluvial.

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