En recuerdo de Francisco Garzón Cuevas

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El pasado 10 de diciembre fallecía nuestro amigo y compañero Francisco Garzón Cuevas, representante de la ingeniería técnica industrial valenciana durante las últimas décadas y presidente del Consejo General de la Ingeniería Técnica Industrial (Cogiti) de 1999 a 2002.

Para los profesionales que hemos compartido experiencias con él, destacamos su honestidad personal y profesional, su espíritu de entrega y capacidad de trabajo, así como su vocación de apoyo a los demás, a sus compañeros, a los miembros de una profesión a la que dedicó su vida.

Su amplia e intensa trayectoria profesional e institucional puede ayudarnos a comprender por qué somos muchos los que lamentamos su pérdida, ya que en estos años constituyó uno de los pilares de la ingeniería técnica industrial valenciana.

Nacido en Valencia en 1932, se tituló como perito industrial en las especialidades de mecánica y electricidad, que estudió al mismo tiempo. Su trayectoria institucional con nuestra profesión se inició en 1956, fecha en la que ingresó en la Asociación de Peritos Industriales de Valencia. Dos años después, una vez constituidos los Colegios Oficiales de Peritos e Ingenieros Técnicos Industriales, entró a formar parte de la junta de gobierno del Colegio Oficial de Peritos Industriales de Valencia —del que fue uno de sus fundadores– para ocupar el cargo de vicesecretario y secretario hasta 1983, año en que fue elegido decano del Colegio de Valencia, hasta su relevo en 2009, cuando fue nombrado decano de honor. Fue, a su vez, presidente de la Asociación de Ingenieros Técnicos Industriales de Valencia y Castellón.

Su función emprendedora y directiva se extendía más allá del colegio y le otorgó una alta consideración en la sociedad valenciana, tanto a nivel profesional como en el ámbito cultural y deportivo, campos en los que también desempeñó un importante papel. Así, fue cofundador de la Unión Profesional de Valencia, desde la que formó parte del Consejo Social de la Universidad Politécnica de Valencia. Fue tal su aportación que en la ETSID (UPV) tiene dedicada un aula con su nombre. También estuvo en la presidencia del Club Español de Tenis y en la vicepresidencia de la Asociación Empresarial de Oficinas y Despachos de la Comunidad Valenciana (AEODCV).

Si revisamos su trayectoria nacional, Francisco Garzón fue miembro y vocal del Consejo General de Peritos e Ingenieros Técnicos Industriales de España (Cogiti), del que fue vicepresidente entre 1990 y 1999, año en el que asumió la presidencia hasta 2002. Este último cargo lo compaginó con la presidencia de la Unión de Asociaciones de Ingenieros Técnicos Industriales de España (UAITIE). También fue miembro cofundador de la mutualidad de Previsión Social de Peritos e Ingenieros Técnicos Industriales (Mupiti).

Distinguido como socio de Mérito de la Asociación Nacional de Peritos e Ingenieros Técnicos Industriales (ANPITI) en 1970, Francisco Garzón recibió la 75 Insignia de Plata de la Unión de Asociaciones de Ingenieros Técnicos Industriales de España (UAITIE), que le fue otorgada en 2002 por la junta nacional, en reconocimiento a su labor durante tantos años.

Su trayectoria profesional le confirió una amplia perspectiva de la profesión, que utilizó para defenderla en todas sus vertientes. Al finalizar sus estudios, con 19 años, entró a trabajar en la Empresa Eléctrica Volta, absorbida posteriormente por Hidroeléctrica, donde transcurrió su larga vida profesional. Empezó grafiando planos de líneas eléctricas de media tensión, procedentes de LUTE (recién comprada por Volta) tomando los datos previamente del terreno. Fue jefe de turno del centro de maniobras de la distribución, desempeñando un trabajo fundamentalmente técnico. Posteriormente, fue designado jefe de la sección de colocación de contadores. Francisco Garzón desempeñaría un importante papel en el seno de Hidroeléctrica, gracias a su activa colaboración en la fusión de las Empresas Hidroeléctrica Española, SA e Iberduero, que culminó en la actual Iberdrola, SA, desde su cargo de jefe de Promoción y Ventas, en el año 1991.

Su natural inquietud profesional y espíritu de superación que supo trasladar a la profesión durante su etapa al frente del Colegio, le llevó a licenciarse en ciencias políticas, económicas y comerciales, con 47 años. Tras finalizar sus estudios ascendió, por méritos propios, a la jefatura de servicio de promoción de ventas, dentro del Departamento Comercial de Hidroeléctrica Española, donde fue consejero sindical.

Como ya intuíamos quienes le conocimos bien, su dedicación a la profesión y la defensa de la misma no cesó con su retirada profesional. En diciembre de 1995, ya jubilado, se integró en la Asociación de Jubilados y Pensionistas de la Antigua Hidroeléctrica Española en su delegación territorial de Valencia-Castellón, de la que fue elegido presidente. En mayo de 1995 participó en la fundación del Museo de la Tecnología Eléctrica (ARTTEL), al que estuvo vinculado durante toda su vigencia. Ya en 2009 escribió, bajo el título Desacuerdos para la Ingeniería, un artículo en el que criticaba los nuevos planes de estudios de Bolonia: “Se trata de una exigencia que no solo prolongará innecesariamente la estancia de los alumnos en la universidad, sino que también supondrá un coste económico añadido, gravoso y superfluo, pues con un título de grado adecuadamente diseñado es posible formar al ingeniero en su plenitud, reservando los másteres para la especialización”.

Tras su lamentable pérdida, la ingeniería técnica industrial se siente huérfana por la ausencia de uno de sus pilares en la ciudad de Valencia. Ha sido un gran ingeniero, decano, compañero y amigo con el que he tenido la fortuna de trabajar durante años, codo con codo. Sabemos que decimos adiós a un buen compañero pero, por encima de todo, somos conscientes de haber conocido a un buen hombre. No son los grandes hechos o acciones destacadas las que describen a una persona, sino los pequeños gestos, los detalles, el trato, el cariño, lo que hace que siga vivo en nuestro recuerdo, a pesar de su marcha. Irse como hizo él, tan inesperadamente, deja una sensación de tristeza, nadie puede dejar de sentir un pellizco de pena en el alma. Paco Garzón fue una persona honesta, un compañero íntegro y un verdadero amigo de sus amigos.

La calidad de las personas no se mide por el puesto que ocupan, sino por el vacío que dejan cuando se van, y el que has dejado tú es irremplazable. Nos consuela saber quienes te conocimos que, estés donde estés, si hay una junta directiva allí estarás tú.

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