Elena Mayoral Corcuera

Directora de Planificación y Medioambiente de Aena

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“Plan Fotovoltaico de Aena: en 2026 podremos generar el 100% de la energía consumida”

Elena Mayoral Corcuera

Se podría decir que Elena Mayoral ha tenido una carrera profesional de “altos vuelos”, pues ha sido directora de varios aeropuertos, entre los que se encuentra el más grande de España, el Adolfo Suárez Madrid-Barajas, convirtiéndose así en la primera mujer al frente de su dirección, desde su apertura en 1931. Aunque nació de Torrelavega (Cantabria), estudió y vivió en Logroño, de donde su familia es originaria, hasta que se trasladó a la capital para estudiar Ingeniería Superior Aeronáutica en la Universidad Politécnica de Madrid.

Elena Mayoral forma parte del elenco de ingenieras que han sido elegidas para participar en el proyecto “Mujeres ingenieras de éxito y su impacto en el desarrollo industrial”, el programa que ha puesto en marcha la Unión de Asociaciones de Ingenieros Técnicos Industriales y Graduados en Ingeniería de la rama industrial de España (UAITIE), y que incluye la exposición itinerante “Mujeres ingenieras de éxito”.

“Trabajo y constancia” son las cualidades que a su juicio es necesario tener para llegar a alcanzar un puesto de responsabilidad, “independientemente del género”. En su caso, lo ha aplicado a la perfección, como demuestra su brillante carrera profesional.

¿Por qué decidió estudiar una Ingeniería?
Realmente, mi vocación era la Medicina. Llegó el momento de decidir qué carrera universitaria estudiar y me di cuenta de que no era posible compatibilizar ciertas aprensiones, lo que lo convertía en inviable. Mi padre es ingeniero industrial, le admiro profundamente, y su permanente entusiasmo y dedicación hacia su profesión fueron concluyentes: si no era médico, sería ingeniero.

Inició su trayectoria profesional en la empresa privada y se incorporó a Aena en 2002 como técnico en la Dirección de Planes Directores, ¿cómo fueron sus inicios en el ámbito profesional?
El último año de carrera simultaneé estudios y trabajo con una beca en Initec, en la división aeroportuaria. Posteriormente, trabajé dos años en Ineco; participé entonces en el proyecto de las “nuevas” pistas del Aeropuerto de Madrid-Barajas. Me atraía, especialmente, saber qué se hacía fuera de España y el tiempo que trabajé en la empresa americana CH2MHill, que desarrollaba proyectos en prácticamente todo el mundo, me permitió aprender y trabajar en bases aéreas estadounidenses en Europa. En los primeros años en Aena estuve dedicada a las previsiones de tráfico y a los Planes Directores, la herramienta de planificación a medio-largo plazo de los aeropuertos.

Ha sido directora de los aeropuertos de Valladolid, entre 2007 y 2011; Ibiza (2011-2013), y Adolfo Suárez Madrid-Barajas (2013-2019), siendo la primera mujer al frente de su dirección desde su apertura en 1931. ¿Qué destacaría de estas experiencias?
Terminas la carrera con una inmensa base teórica y te das cuenta de que hay que bajar a la arena, enfrentarte a la realidad. Siempre digo que en Valladolid hice el Máster, en Ibiza aprendí la singularidad de un aeropuerto muy estacional, que requiere una ajustada planificación en el desarrollo de las operaciones y de las actuaciones, y en Madrid participé en la gestión de un aeropuerto hub, que en el año 2019 ocupaba el quinto puesto en la Unión Europea y es uno de los 25 principales aeropuertos del mundo.

De toda esta experiencia destaco una convicción: los equipos con los que he tenido el privilegio de trabajar son los que me han enseñado y me han ayudado a evolucionar profesional y personalmente.

¿Cuáles fueron sus principales satisfacciones?
La gestión de un aeropuerto conlleva aspectos netamente técnicos, pero también innumerables cuestiones de ámbito económico, legal, comercial, relacionadas con las personas. Para un ingeniero y también desde un punto de vista personal, es muy enriquecedor.

Pero lo que realmente entusiasma es el día a día. Ser capaces de coordinar la actividad de más de 80 compañías aéreas, el paso de más de 160.000 pasajeros por las terminales, la actividad de más de 200 empresas… proporcionando una buena puntualidad y unas instalaciones y servicios de calidad, esa es mi principal satisfacción.

¿Y si tuviera que destacar algún momento complicado que vivió en esos años?
En el transporte aéreo, uno de los factores más condicionantes es la meteorología, que siempre ralentiza los procesos, especialmente el tráfico, al igual que ocurre, por ejemplo, con el tráfico rodado. La niebla, la nieve, una tormenta fuerte suponen la activación de procedimientos operacionales y de atención a pasajeros que alteran la normalidad, pero afortunadamente son ocasionales.

Desde 2016 es miembro, en representación de Europa, del Consejo de Dirección de Airports CounciI International, el foro de encuentro, debate y toma de decisiones del que forman parte 2.500 aeropuertos de 180 países del mundo. ¿Cuál es su labor en esta organización?
Más que una labor individual, es un interés colectivo determinado por la diversidad (experiencias de diferentes tipos de aeropuertos de todos los continentes), pero con el denominador común de una actividad, la aeroportuaria, que dentro de esa pluralidad es realmente similar en sus procesos y necesidades en cualquier parte del mundo. En definitiva, nuestra tarea es adoptar decisiones colegiadas dirigidas a un solo objetivo: promover la excelencia en la gestión de los aeropuertos, tanto desde el punto de vista de las operaciones, como desde el de la atención a nuestros pasajeros.

En la actualidad es Directora de Planificación y Medio Ambiente de Aena, ¿cómo son los proyectos que se están llevando a cabo y los que está previsto realizar?
Uno de los retos más importantes que se están afrontando en la actualidad es el de nuestro nuevo marco regulatorio para los años 2022-2026, un verdadero plan estratégico en el que, además, tenemos que participar todas las Direcciones de Aena y por el que somos auditados.

Asimismo, aunque el impacto de la COVID-19 ha frenado el crecimiento de la movilidad, del tráfico, tenemos que seguir trabajando en el desarrollo futuro de los aeropuertos, ya que una nueva infraestructura, como una terminal, o la ampliación de una existente, es un proceso que requiere años, no sólo por la redacción del proyecto y la ejecución de las obras, sino también por la complejidad de las tramitaciones que conlleva y, entre ellas, las medioambientales.

Finalmente, uno de los proyectos más atractivos es el Plan Fotovoltaico de Aena, gracias al cual, en el año 2026 seremos capaces de generar el 100% de la energía que consumimos.

¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?
Tener la oportunidad de planificar cómo queremos que sean las infraestructuras aeroportuarias en los próximos 15 o 20 años, no sólo para dotarlas de la capacidad necesaria para satisfacer los incrementos de tráfico previstos, sino también para que sean lo más sostenibles posibles y estén medioambientalmente integradas en su entorno. Al tiempo, esto supone que continuamente surjan temas diferentes, que mantienen despierta mi curiosidad y favorecen un aprendizaje continuo y eso es sumamente enriquecedor.

¿Qué les diría a los alumnos de Educación Secundaria, y especialmente a las chicas, para animarles a estudiar y dedicarse profesionalmente a la ingeniería?
En primer lugar, que nunca deben condicionar ninguna de sus decisiones a una cuestión de género, y tampoco la de su carrera profesional. También, que la ingeniería es una alternativa que te abre multitud de posibilidades profesionales, no sólo por el conocimiento técnico que adquieres, sino por cómo te ayuda a encontrar soluciones, “te ayuda a amueblar la cabeza” ante las dificultades.

¿Queda todavía mucho camino por andar para que las mujeres ocupen puestos de responsabilidad en determinados ámbitos?
Con trabajo y constancia, creo que se puede lograr cualquier objetivo que uno se proponga, independientemente del género. Ahora bien, cualquier hombre o mujer que quiera acceder a un puesto de responsabilidad tiene que ser consciente de sus exigencias y plantearse si está dispuesto a la dedicación que eso conlleva.

¿En algún momento ha sentido algún tipo de discriminación?
Sinceramente, no. Desde hace 18 años trabajo en Aena, donde existe la igualdad de oportunidades en todos los ámbitos.

Con motivo de su brillante carrera profesional, ha sido reconocida con premios como “Mujer Directiva” en la “International Madrid Woman’s Week” o “Mujer y Aeronáutica” a la mejor trayectoria profesional en el 2019. ¿Qué suponen estos premios para usted?
Estoy muy agradecida por esos reconocimientos, pero siempre desde el deseo de que ayuden a conocer el trabajo de mujeres en puestos de responsabilidad, para convencer a quienes hoy son niñas o adolescentes de que sus metas profesionales, con mucho trabajo y esfuerzo, como he comentado, son alcanzables.

Cambiando de tema, el transporte aéreo se ha resentido considerablemente debido a la pandemia de la COVID-19, ¿cómo se está viviendo esta situación en los aeropuertos?
La crisis actual está suponiendo el reto más importante para todos los sectores, para todos los países, desde la II Guerra Mundial. Los aeropuertos se han adaptado para mantener el transporte aéreo, esencial como hemos visto en los primeros meses de la pandemia, en carga sanitaria, de abastecimiento alimentario o para transportar a las personas a sus países de residencia.

Asimismo, en todos los aeropuertos de la red se han implantado los protocolos de seguridad siguiendo las recomendaciones de la Comisión Europea y de la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA), en colaboración con el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC). El Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas fue el primero en España, el pasado mes de enero, en recibir la certificación AHA (Airport Health Accreditation) del programa de Acreditación de Salud Aeroportuaria del Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI), que evalúa el cumplimiento de las medidas sanitarias.

El compromiso continuo de los aeropuertos de Aena con las medidas adoptadas para la seguridad de empleados y pasajeros a raíz de la pandemia obliga a unos planes de eficiencia mayores, si cabe.

¿Los aviones y los aeropuertos han tenido que recurrir a la tecnología emergente para responder a la pandemia del coronavirus y garantizar viajes más seguros?
Así es. Por ejemplo, la instalación de cámaras termográficas como un recurso más en los aeropuertos y no sólo vinculado a temas específicos de seguridad aeroportuaria, es algo que ha tenido que plantearse para dar respuesta a la situación actual.

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