El XI Encuentro Global de Ingeniería Hospitalaria contó con la participación del COGITI

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José Antonio Galdón, presidente de COGITI, interviene en el XI Encuentro Global de Ingeniería Hospitalaria, celebrado en Córdoba. Foto: Redacción Médica.

José Antonio Galdón participó el pasado 23 de junio, como ponente, en este Encuentro, organizado por el periódico Redacción Médica con el auspicio de la Asociación Española de Ingeniería Hospitalaria, que se celebró en Córdoba.

El presidente de COGITI intervino en el bloque denominado “El Ingeniero Hospitalario: presente y futuro”, moderado por Antonio Fernández Abasolo, miembro de la Asociación Técnica de Ingenieros del Servicio Andaluz de Salud (Atisas) y vocal de la Asociación Española de Ingeniería Hospitalaria. La ponencia de José Antonio Galdón versó sobre la “Situación académica y profesional de la ingeniería en España. Clasificación del ingeniero”.

Galdón comenzó su intervención haciendo referencia a los orígenes de la profesión, que se sitúan en torno a 1850, cuando se necesitan profesionales capaces de poner en marcha todos los adelantos y la evolución industrial que se estaba experimentando. Desde entonces, la profesión ha pasado por muchas etapas, en las que estos profesionales han demostrado su versatilidad, y su formación continua y permanente a lo largo de la vida. Todos los avances logrados se han conseguido demostrando sus capacidades.

La implantación del Plan Bolonia supuso un cambio de paradigma. Sin embargo, la Administración, la Función Pública, las universidades y los corporativismos profesionales no han sido capaces de implantar lo que realmente significaba Bolonia: la libre circulación de mercancías, capitales, personas y profesionales, y servicios. Se traba de homogeneizar y homologar a los diferentes titulados universitarios, teniendo en cuenta, además, que la situación en España era inédita en cuanto al acceso de las profesiones a la Ingeniería (ingenieros e ingenieros técnicos).

La diferenciación entre ingeniería industrial e ingeniería técnica industrial no existe en ninguna otra parte del mundo, donde la titulación académica no limita ni pone un techo cristal, ya que lo que se exige y se tiene en cuenta es la experiencia profesional, la pericia y el aprendizaje a lo largo de la vida.

Con Bolonia, se pretendía que surgieran unas titulaciones completamente nuevas, con una ruptura total de las anteriores. De este modo, los grados ofrecen una formación generalista, y son los que dan acceso a la profesión. A partir de ahí vienen los másteres, para la especialización, y los doctorados, que tienen como fin la investigación. “Esa era la teoría, que el grado iba a dar acceso tanto al Grupo A1 como al Grupo A2 en la Función Pública, y en función de la responsabilidad exigida o de las pruebas de acceso, se accedería al Grupo A1 o A2”, señala Galdón. Más información en www.cogiti.es.

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