Montserrat González

0 661

«Cuando empecé en Cofrentes solo había una mujer enla sala de control de una central española, en Garoña»

Se presentó a una entrevista de trabajo sin saber al puesto al que optaba al día siguiente de leer su proyecto final de carrera. Tres años después, acabó siendo la segunda mujer española en obtener licencia para operar un reactor nuclear, el tiempo que tardó en completar su formación para un puesto tan específico. Su experiencia en Cofrentes le hace afirmar sin dudar que esa central nuclear, que invierte cada año 45 millones de euros en renovación, podría operar perfectamente durante al menos 20 años más.

Nació usted solo cuatro años después de la puesta en marcha de la central nuclear de Cofrentes y en Requena, a menos de cuarenta kilómetros de esa instalación. ¿Tienen estas coincidencias algo que ver con que actualmente trabaje allí?

La verdad es que no. Mis padres son de la zona, pero nadie de mi familia ha trabajado en nada relacionado con la central ni Iberdrola, que es la empresa propietaria. Lo que me ha llevado a trabajar en el sector nuclear fue todo un cúmulo de coincidencias, que hoy agradezco.

¿Cuándo se dio cuenta de que quería ser ingeniera?

Siempre me gustaron las asignaturas de ciencias y cuando en el instituto empecé a plantearme la carrera que quería estudiar busqué una de ciencias, que me atrajese y que tuviera una buena salida laboral. Elegí ingeniería técnica en la especialidad de electrónica industrial porque me encantan las matemáticas, las nuevas tecnologías y porque pensaba que en la electrónica estaba el futuro. Hoy por hoy creo que prácticamente cualquier especialidad me hubiera gustado, porque en mi trabajo actual me tengo que enfrentar a retos técnicos de toda índole y eso me encanta.

Su currículum refleja una vocación absoluta hacia la energía nuclear. ¿Por qué?

Como he dicho antes, fue todo un cúmulo de coincidencias. Cuando estaba terminando el proyecto de final de carrera vi una oferta de trabajo para un proceso de producción en la Comunitat Valenciana, formación a cargo de la empresa y sin necesidad de experiencia previa. No de-cía nada de nuclear. Para un casi recién titulado era una oportunidad que no podía dejar pasar. Cuando fui a la entrevista, el día después de leer el proyecto, mi sorpresa fue que el trabajo era en la central nuclear de Cofrentes. Pasé por las diferentes fases de selección y acepté el trabajo, concretamente para el puesto de operadora en la sala de control. No tuve tiempo de dedicarme a otra cosa. El proceso de formación para operador de reactor y turbina es de tres años, muy intensos. Me atrevería a decir que más difícil que la propia carrera. Estudias todos los procesos, sistemas, equipos y procedimientos de la central, además de física nuclear, química y protección radiológica. Es una preparación tan específica que te especializa muchísimo. Y, además, está tremendamente regulada, ya que la licencia no la concede la empresa, sino el Consejo de Seguridad Nuclear.

Como acaba de explicar, entre 2001 y 2004 se formó para obtener la licencia de operadora de reactor y turbina. ¿Hay muchas plazas para ese perfil en España?

Las centrales nucleares tienen un número concreto de licencias de operación que forma el personal encargado de vigilar los parámetros de la planta en la sala de control. Las plazas nuevas que surgen vienen dadas por las necesidades habituales de renovación de personal. En Cofrentes, al margen de las licencias de jefe de turno y supervisor de sala, hay actualmente 18 operadores de reactor y turbina, número similar al resto de centrales nucleares de España. Es decir, el acceso es bastante limitado.

¿Hay muchas mujeres que hayan operado u operen reactores nucleares en España?

El mundo ingenieril ha sido habitualmente un territorio masculino y en especial el sector nuclear. Cuando obtuve la licencia para Cofrentes solo había una mujer en la sala de control de la central nuclear de Garoña. Desde entonces, el panorama para la mujer en este campo ha cambia-do mucho: seis mujeres más obtuvieron licencia de operación en Cofrentes y en el resto de la planta el aumento de la presencia de la mujer ha sido exponencial, sobre todo en el área de ingeniería.

Su formación de posgrado ha sido recibida casi toda en la misma central en la que trabaja. ¿Esta alta especialización garantiza en cierto modo una estabilidad laboral?

Supongo que la garantía laboral es la misma que en cualquier puesto muy especializado. Por un lado, haces un trabajo tan específico que eres difícil de sustituir, y por otro, en caso de tener que buscar un puesto de trabajo nuevo fuera de la central, las posibilidades de encontrar algo donde esta experiencia tan concreta puntúe se ven muy reducidas.

¿Trabajar en una central nuclear exige estar en alerta permanente por la responsabilidad que supone gestionar material radioactivo?

Por supuesto, aquí cualquier trabajo se estudia previamente. El control de la dosis, la contaminación y la gestión de los residuos se lleva de una manera muy estricta a todos los niveles, porque sabemos la repercusión que esto puede tener. Todo el personal estamos muy concienciados con la seguridad. Esa es la primera prioridad de la empresa: producir energía eléctrica de forma segura, fiable y respetuosa con el medio ambiente.

Supongo que se trata de un trabajo difícil y que exige una actualización constante…

Para realizar mi trabajo en Cofrentes es necesaria una continua formación, porque el entorno nuclear es cambiante. Cada vez surgen nuevos proyectos o nuevas regulaciones que te obligan a estudiar y mantenerte al día. Esto nos ayuda a que las centrales nucleares se mantengan tecnológicamente actualizadas.

Tras más de 14 años trabajando en Cofrentes, ¿considera, desde el punto de vista técnico, que la central puede seguir funcionando durante mucho tiempo?

Desde luego que sí. Hay centrales similares a Cofrentes en otros países que están alargando su operación a 60 años y yo no veo inconvenientes técnicos para que esto sea así. Piense que gracias a las inversiones continuadas, que en nuestra central rondan los 45 millones de euros anuales, mantenemos la instalación actualizada tecnológicamente y en condiciones de continuar su operación sin problemas, siempre que el regulador renueve la autorización de funcionamiento periódicamente.

Las nuevas tecnologías han llegado al sector de la energía a través de las renovables y están cambiando el mix energético. ¿Cree que en el futuro la energía nuclear formará parte de ese mix?

Si hablamos de mix tenemos que considerar la energía nuclear, por su fiabilidad y seguridad en el suministro. En los últimos años está siendo la fuente de energía eléctrica que más produce en nuestro país (el 22% en 2017) y, por tanto, la que más contribuye a satisfacer la demanda. Además, es una energía que no emite CO2.Por ejemplo, Cofrentes evita en un año la emisión de cerca de 7 millones de toneladas de CO2, algo que contribuye muy favorablemente a proteger nuestro medio ambiente. Es muy difícil de sustituir.

¿Se diferencian mucho las centrales nucleares de nueva construcción con las que operan en España en la actualidad?

Las centrales nucleares españolas han funcionado históricamente con altos márgenes de seguridad, y se han ido modernizando progresivamente y adaptando a las tecnologías y experiencias operativas que las hacen más seguras todavía.

¿Cómo se renueva una central que tiene tecnología de hace 40 años? ¿Admite la tecnología actual o es como un coche, que por muy antiguo que sea necesita siempre los mismos repuestos?

Como decía anteriormente, las centrales nucleares están en constante proceso de modernización y actualización tecnológica. Para ello, se pueden utilizar repuestos originales o repuestos alternativos, en los que se busca mejor rendimiento, mejor material o nuevas tecnologías. La diferencia es que los requisitos de calidad y fiabilidad en nuestra industria son mucho mayores que en otros sectores.

Si no trabajase en el sector nuclear, ¿en cuál otro le gustaría trabajar?

Cuando estudié Ingeniería en Organización Industrial descubrí que en el mundo de la logística podría encajar. También me encanta el sector del automóvil porque es un producto que aúna un gran número de disciplinas y es muy tecnológico.

¿Qué opinión le merece el proyecto internacional ITER para conseguir energía mediante la fusión nuclear? ¿Cree que es el futuro de la energía?

El proyecto ITER es fascinante por la envergadura que tiene, por la coordinación multicultural y porque está propiciando un entorno de investigación muy necesario para desarrollar nuevas tecnologías en todos los campos. Sin duda, va a for-mar parte del futuro de la energía, pero le queda un largo recorrido aún.

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.