Las múltiples caras del GRABADO

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Joan Miró le expresó a Jacques Dupin lo que para él era el grabado: “El grabado es para mí un medio de expresión mayor. Ha sido un medio de liberación, de expansión, de descubrimiento. A pesar de que, al principio, estuve preso de sus limitaciones, de su cocina, de unas herramientas y unas recetas demasiado dependientes de la tradición. Había que resistir, desbordarlas, y entonces un inmenso campo de posibilidades se ofrecía a la mirada y a la mano… Progresivamente se venció el despotismo. Puedo utilizar un punzón o un buril, pero también el dedo, la mano, un clavo o un destornillador viejo. Me he podido liberar asimismo del papel utilizado normalmente y tirar las pruebas sobre los papeles más insospechados”

LA HISTORIA DEL GRABADO

En China y con la invención del papel hacia el año 105 comienza la historia del grabado. Pero anteriormente ya era utilizada la litografía; los textos y las correspondientes imágenes sagradas eran cincelados en grandes losas planas de piedra. En esta técnica radica la verdadera esencia del grabado que continuó desarrollándose con la difusión del budismo desde la India hasta China; una sola plantilla servía para estampar en el papel las imágenes y el texto.

El grabado a fibra chino más antiguo que se conserva, con texto e imágenes combinadas, es un famoso manuscrito budista, de unos 5 metros de largo, del Sutra del Diamante que está en el Museo Británico de Londres. Estas primeras estampaciones eran de temática religiosa, tal y como ocurriría en la Europa del siglo XV, pero fueron de gran importancia para el desarrollo de la estampación. La forma más elemental de grabar fue la xilografía o grabado en madera, método que utiliza el mismo principio en que se basaron las antiguas imprentas.

Pero fue con el descubrimiento de las técnicas calcográficas, como el aguafuerte y la aguatinta, además de la incorporación de las planográficas como la litografía, cuando el grabado, tanto en manos de copistas como de artistas, alcanza sus grandes posibilidades estéticas. En principio las técnicas de la estampación eran utilizadas por copistas, pero estos abrirían la puerta a la originalidad, al valor artístico propio y a nuevas posibilidades estéticas. El grabado permite opciones artísticas inimitables con otros métodos. Por ello, son muchos los grandes artistas de la historia del arte los que han realizado grabados en alguna de sus vertientes. Algunos de ellos nos van a servir para realizar esta pequeña historia del grabado.

ALBERTO DURERO

El nacimiento del grabado calcográfico está vinculado al trabajo de los orfebres y nieladores italianos. Vasari le atribuye a Maso Finiguerra (14261464) la introducción del método de grabado del cobre en Italia refiriéndose claro está a la técnica del buril, herramienta básica de la práctica del niel. El aguafuerte surge como una alternativa más rápida y menos laboriosa. La facilidad con la que se dibuja sobre una plancha barnizada y el control del valor de las líneas según el tiempo de inmersión en ácido contribuyen a su pronta expansión. Parece ser que surge simultáneamente en Italia y Alemania.

Pero si hay una figura que sobresale en esa época como grabador es Alberto Durero (14711528). En su taller de Nuremberg (1495) y con su notable capacidad con el buril y la gubia, junto con su atenta observación de la naturaleza y su pasión por el grabado, le hicieron merecedor de un gran éxito. La edición de 14 xilografías del Apocalipsis es definitiva en ese sentido. Las xilografías del Apocalipsis introducen varias novedades: por primera vez Durero introduce su famoso monograma AD. El artista conjugó una página de texto con otra de imagen, creando de este modo una narración doble, literaria y plástica, que se acompañaban y realzaban mutuamente.

Su dominio del clarooscuro ejecutado a través de las variaciones del espesor lineal así como sus efectos lumínicos causaron la admiración de sus contemporáneos. Dignas de mención son algunas de sus magníficas y numerosas series de estampas religiosas. A partir de 1510 se dedica intensamente al grabado completando la serie de xilografías de La vida de la Virgen de recursos espaciales inéditos completando la serie La Gran Pasión con cuatro nuevas escenas. Además de La Pequeña Pasión realizada en 36 placas de madera. Entre 1513 y 1514 su maestría llega a su máximo apogeo con tres célebres grabados de significado alegórico: El caballero, la muerte y el diablo, San Jerónimo en su estudio y Melancolía 1.

Las técnicas de grabado permiten la reproducción en serie de una obra de arte, pero dado que cada estampación requiere entintarla y trabajarla en ningún caso es equiparable a lo que sería un afiche. Son muchos los grandes artistas de la historia del arte los que han practicado el grabado en alguna de sus variantes. Aguafuerte, litografía, serigrafía, xilografía…una gran variedad de alternativas que permiten la multiplicación de la obra.

También sobresale el grabador holandés Lucas van Leyden (14941533). Sus grabados tuvieron gran significación en la fundación de la escuela holandesa de pintura en el siguiente siglo. Por aquel entonces la importancia del grabado en Francia y en España era insignificante. Hacia mediados del siglo XVI los grabados habían alcanzado gran popularidad y se utilizaban para todas las formas de ilustración, incluyendo los estudios topográficos y los retratos.

Lo grotesco y lo emocional, además de la simple descripción de la realidad, tuvo gran importancia para los artistas barrocos. En esa época en Francia sobresale Jacques Callot (15921635). Este grabador francés fue el primer artista importante en desarrollar el aguafuerte como técnica artística. Callot con su abundante producción (aproximadamente 1400 estampas y numerosos dibujos) contribuyó al desarrollo del grabado. Para muchos, lo mejor de la obra de Callot son sus vistas de ciudades y de ferias campestres, como la estampa de gran formato Feria dell´Impruneta en la que representó más de 1.000 figuras.

Rembrandt (16061669) contribuyó al florecimiento de la escuela de grabado en Holanda En el siglo XVII, creó imágenes de extraordinaria fuerza y sutileza, llegando a eclipsar al resto de los artistas del género. Su producción abarca una amplia gama de temas que van desde el retrato y las escenas religiosas hasta el paisaje. Entre sus estampas cabe destacar Autorretrato del artista recostado en un poyo de piedra, los Tres árboles, el Grabado de los cien florines, el Ecce homo y las Tres cruces.

Anthony van Dyck fue el discípulo y colaborador de Rubens con más talento. Con la colaboración de otros artistas, Van Dyck acometió la tarea de grabar al aguafuerte 128 retratos de los hombres más famosos del momento. Esta colección, conocida como Iconografía (16341641), se caracteriza por su economía de líneas y su excelencia técnica.

FRANCISCO DE GOYA

Goya es el grabador más importante de la historia del arte español y uno de los más destacados del arte europeo de todos los tiempos. En la obra de Goya el grabado no ocupa un lugar secundario sino que le permite desarrollar aspectos fundamentales de creación. Fue a través del dibujo y el grabado en donde consigue una expresión más libre y en la que desarrolla su verdadera personalidad, menos influida por las condiciones sociales de la época y a los dictámenes del gusto del momento. Por otra parte, las estampas de Goya fueron la faceta más conocida de su arte fuera de nuestro país, al menos durante el siglo XIX, por lo que su imagen e influencia se forjó a partir de ellas. A Goya le sedujo el poder de difusión que ofrecían las nuevas técnicas de grabado, que en su momento era el único medio de reproducción masiva de imágenes con calidad. Eran el mejor medio de difusión de las nuevas ideas de crítica social y regeneración moral y social del país que Goya y sus amigos ilustrados se proponían llevar a cabo.

A lo largo de la Edad Moderna el grabado había conocido en España un desarrollo menor que en los restantes países europeos. Esta situación mejoró en la segunda mitad del siglo XVIII cuando la política cultural promovida por Carlos III fomentó la formación de grabadores españoles. La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, con el grabador Manuel Salvador Carmona como figura clave, creó la escuela española de grabado. En torno a ella se formó un grupo de artistas que se dedicó fundamentalmente al grabado de reproducción, especialmente dedicada a la técnica del buril y siguiendo los parámetros estilísticos del clasicismo. El genio creador de Goya le aparta completamente de esta tradición. No tiene madera de copista. Salvo la realización de las copias de los cuadros de Velázquez, se dedica al grabado de pura creación. Además se decanta por el aguafuerte como el procedimiento más adecuado debido a su mayor facilidad respecto al buril y a sus mayores posibilidades pictóricas. Sus Caprichos, Desastres de la guerra, Tauromaquia y Disparates representan el grabado de creación.

Podemos conocer a fondo la obra de Goya gracias a la colección de estampas de la Biblioteca Nacional que asciende a más de 2.800 ejemplares y por la presencia de numerosas pruebas de estado y de varias estampas muy raras e incluso únicas. Su procedencia es variada, aunque la fuente fundamental tiene su origen en la colección de Valentín Carderera, a cuyas manos fue a parar la mayor parte de los dibujos y las estampas de Goya.

GUSTAVE DORÉ

Gustave Doré (18321883) fue un precoz y autodidacta artista que a los 11 años realizó sus primeras litografías. A los 15 años ya colaboraba con la revista Journal pour rire manifestando su gusto por lo grotesco. Gran dibujante, grabador y escultor debe su fama, sobre todo, a sus xilografías destinadas a la ilustración de más de noventa libros de gran calidad como los realizados para las Fábulas de Perrault, así como la serie de La Divina Comedia y el Orlando furioso. Está considerado como uno de los mejores grabadores e ilustradores de todos los tiempos. Iluminó con sus imágenes las obras más universales como El Quijote, las Fábulas de la Fontaine o la Biblia. Ilustró además las Oeuvres, de Rabelais, los Contes Drôlatiques de Balzac, el Infierno, de Dante, o Las aventuras del barón de Münchhausen. La mayor parte de las grandes ilustraciones de Rabelais son grabados interpretativos; él indicaba sobre la madera o a la aguada la composición principal y los principales valores. Luego, hábiles especialistas como Pannemaker, Gusman y Pisan se encargaban de terminar la obra. Una de sus litografías más valiosas representa la muerte trágica de Gérard de Nerval.

El grabado siguió su camino y se adentró en la cantidad y la diversidad de los movimientos artísticos del siglo XX desde el fauvismo, el cubismo y el expresionismo hasta el surrealismo, el expresionismo abstracto, el Op Art y el Pop Art. Al comienzo del siglo XX, París seguía siendo el centro del arte occidental, incluyendo las técnicas de grabado. La utilización del color de los llamados posimpresionistas aparece en los grabados de Georges Rouault y André Derain, estos fovistas otorgaron una gran libertad a las formas artísticas. En La obra gráfica de Matisse destacan, sin embargo, sus litografías en blanco y negro. Los cubistas no fueron ajenos a las técnicas del grabado enriqueciéndolo con sus aportaciones. Si hay un exponente claro de lo que el grabado posibilita ese és Picasso y su Suite Vollard. Pero también son admirables los grabados de Braque, Chagall, Joan Miró, Max Ernst, Jan Arp, Salvador Dalí y otros.

En Alemania éste fue el tiempo de los expresionistas: Emil Nolde, Max Beckmann, George Grosz, Ernst Barlach, Oskar Kokoschka, Paul Klee y Kandinsky entre otros. Como ocurría con el estilo gótico, el grabado a la fibra, marcado y cercano, era la técnica perfecta para los artistas impresionistas. Con base en Dresde, formaron el grupo denominado Die Brücke (El puente). Sus estilos variaban desde los fuertes contrastes producidos por secciones de madera toscamente cincelada de los grabados abocetados de SchmidtRottluff y los desabridos retratos de Heckel, hasta las composiciones líricas de figuras femeninas de Mueller.

PABLO PICASSO Y JOAN MIRÓ

La quintaesencia del dibujo llevado al grabado, así definen los especialista a la Suite Vollard que Picasso elaboró entre 1930 y 1936, una serie de cien grabados para el conocido marchante Ambroise Vollard. La serie fue estampada en el taller de Roger Lacourière al pie del Sacré Coeur en la ciudad de París y nos presenta diferentes argumentos que podemos agrupar en difentes secuencias: Violación, el estudio del escultor, Rembrandt, el Minotauro ciego y veintisiete composiciones de tema libre y tres retratos de Ambroise Vollard que completaban una serie de técnicas gráficas muy variadas, pues se dan cita el buril, aguafuerte, aguatinta, aguada y punta seca. Estas composiciones se definen en sí mismas a través de líneas tan bien estructuradas que, en una economía sin igual en el arte de la estampa, componen acertados volúmenes. Las cien láminas de la Suite Vollard son esencialmente una figuración en base al dibujo, a la línea que, por sí sola, confiere al blanco verdadera existencia.

El surrealismo, que buscaba las imágenes que manan del inconsciente y de los sueños, dio un buen número de grabadores famosos. Cabe destacar la obra del español Joan Miró, con sus litografías en color deliciosamente fantásticas, y las obras de André Masson y de Yves Tanguy, en las que se encuentra un carácter fantástico similar con curiosas insinuaciones. Todos ellos coincidieron en un taller mítico como fue el Atellier 17 del grabador Stanley W. Hayter. La serie Gaudí de Miró está formada por 21 estampas, en las que Miró utilizó todos los recursos posibles tanto de las técnicas tradicionales como de las más innovadoras, como el aguafuerte, el aguatinta, el aguatinta al azúcar, el carborundo, el gofrado y el collage, los monotipos. El arte gráfico normalmente se asocia a la producción seriada de estampas que se reproducen a partir de una misma matriz o matrices. En cambio, los monotipos, como su propio nombre indica, están concebidos como imágenes únicas. Miró realizó estos monotipos del siguiente modo: en primer lugar, adhirió trozos de papel de color, papiers collés, a un soporte, a continuación realizó una estampación al aguatinta y, por último, realizó retoques a mano.

En los EE.UU, en el siglo XX, la tradición de grabadores distinguidos incluye a George Wesley Bellows en litografía, John Sloan y Reginald Marsh en aguafuerte y Milton Avery en punta seca. Pero quizás los más destacados sean Edward Hopper, con su trabajo altamente personal, y Ben Shahn, quien dominaba un amplio abanico de las técnicas seriales. Entre sus artistas más contemporáneos han destacado también como grabadores los expresionistas abstractos Robert Motherwell, Robert Rauschenberg y Jasper Johns. Apartándose de la visión de los expresionistas abstractos, surgieron jóvenes artistas de la cultura popular (Pop Art) que, combinando material de los medios de comunicación (revistas, periódicos, películas y fotografías), obtenían imaginativas representaciones. Artistas como Andy Warhol, Roy Lichtenstein y Robert Indiana con sus serigrafías desafiaron la tradición gráfica al introducir la estética publicitaria y el cómic en las salas de arte.

Las tendencias informalistas y matéricas también se harán un hueco dentro del ámbito del grabado, así las serigrafías de Guinovart. Es en la segunda mitad de este siglo cuando da comienzo lo que va a ser una etapa interminable y revolucionaria en el terreno de la impresión. Innumerables artistas se incorporan a los procedimientos del grabado, atraídos por su inmediatez, con respecto a otras técnicas, por su colorido y por las grandes posibilidades que ofrece la combinación con otros medios gráficos, que se han ido incorporando con el tiempo.

El grabado en el siglo XX realiza una revisión de las técnicas más antiguas empleadas en el arte gráfico para llegar a las más modernas a través de artistas relevantes de nuestro siglo. La serigrafía tan empleada por Tàpies y las técnicas del grabado mixto de las que hace gala en su obra Tinguely, son buena muestra de ello.

En la actualidad, las posibilidades de las técnicas de impresión siguen multiplicándose, muchos autores hacen las combinaciones más extrañas y se plantean obtener el máximo partido creativo, dejando a un lado incluso los tecnicismos y la manipulación de las máquinas, para pasar a un tratamiento manual que procura a la obra un aspecto más original y exclusivo aunque estemos hablando de obra seriada, por corta que sea la tirada.

PRINCIPALES TÉCNICAS


CALCOGRAFÍA

dibujar repele la tinta. En este caso la tinta se extiende con rodillos. Para cada color es necesaria una plancha distinta si lo que se desea es que los colores queden integrados en la obra y no separados. La litografía, dado que la presión del tórculo no irá aplastando nada, permite estampación de hasta 1.000 ejemplares.

SERIGRAFÍA

Destinada como su nombre lo indica a reproducir la obra sobre la seda, pero ahora se usa sobre papel. Es una pantalla sobre la cual se dibuja y se pinta, luego se emulsiona y se pone bajo una luz que grabará sobre esta pantalla el dibujo y la mancha. Se entinta con una rasqueta especial, en realidad se extiende la tinta. En este caso no se usa el tórculo, la pantalla que está puesta sobre un bastidor se pone directamente sobre el papel y con la rasqueta se va pasando la tinta que quedará impresa en el papel. La serigrafía no permite demasiados matices, lo que se traduce en una obra más simple.

XILOGRAFÍA

Grabado sobre madera. Una madera dúctil sobre la que se ha trabajado con paletas de maletas muy fuerte y el artista va dejando surcos sobre la madera de mayor o menor intensidad y destinada sobre todo al dibujo. La tinta se pone con unas tarlatanas (la tarlatana es la tela que se usa para los forros de la ropa, o sea es dura) y luego se estampa con un tórculo especial, en realidad no tiene rodillo, sino una plancha que ejerce la presión sobre la plancha, aunque actualmente dado que hay maderas muy finas se puede usar también el tórculo. También puede hacerse manualmente

ESTAMPACIÓN

La finalidad de las planchas grabadas, mediante cualquiera de las técnicas anteriormente descritas, es ser estampadas en papel. El proceso de entintado y estampación de la plancha debe repetirse cada vez que se desea imprimir una nueva estampa. La estampación también requiere experiencia y pericia para retirar sólo el exceso de tinta, dejando la suficiente para su estampación. Posteriormente se pone sobre el tórculo y encima el papel especial para grabado, que debe ser fibroso y ser mojado antes para que la fibra con el agua se hinche y penetre bien la tinta. El rodillo del tórculo somete a la plancha a una gran presión y gracias a ello la tinta queda depositada en el papel. Por tal razón las planchas calcográficas sólo permiten del orden de 125 ejemplares, ya que la presión va desgastando el dibujo, o sea lo va aplastando. El tórculo es una máquina, cuyo diseño básicamente no ha variado desde el siglo XV. Se compone de dos soportes laterales sobre los que reposan dos cilindros macizos, antiguamente de madera y, en la actualidad, metálicos. El cilindro superior se mueve por medio de una rueda de aspas que se impulsa bien manualmente bien mediante un pequeño motor eléctrico. Entre los dos cilindros, hay una tabla de madera o placa metálica denominada platina, donde se pone la matriz entintada, sobre la que se coloca, a su vez, el papel y un paño de fieltro que suavice la presión. La presión ejercida por los cilindros hace que la tinta de los surcos de la matriz sea transferida al papel.

EDICIÓN

P/E (prueba de estado). Cuando la plancha ya está procesada (en todas las técnicas) el artista prueba la plancha para ver sus resultados. Si no está de acuerdo con lo que esperaba puede volver a procesarla, excepto en el caso de la litografía que no admite reparaciones sobre la plancha. P/A (prueba de artista). Se hacen pruebas de color hasta decidir cuál será la definitiva. Debe ser sólo el diez por ciento de la edición, por ejemplo de 100 ejemplares sólo deben hacerse 10 P/A. También las P/A deben estar numeradas, por ejemplo 1 de 10, así se sabe que la edición definitiva serán 100 ejemplares y no más. Luego vienen las numeraciones 1 de 100, 2 de 100 etc. Mientras más bajo sea el número de la obra, mas cara será. De una plancha se pueden hacer tres estampaciones, basta con cambiar el color de la plancha para admitir estas exigencias que son de carácter mercantil. La primera edición debe estar numerada con números arábigos. La segunda con números romanos, la tercera puede ser una suite o sea numerada con letras. Éstas son las normas artísticas para darle valor a la obra. Los entendidos en grabado, los coleccionistas se aseguran de que efectivamente estas normas son respetadas por el artista y la galería deber, responder por ello, es un principio de honestidad. Por eso algunas galerías le piden la plancha al artista para asegurarse de que se editará sólo lo que se ha decidido El artista es libre de decidir el número de la edición, lo normal son 50 o 75 ejemplares por edición.

LA CALCOGRAFÍA NACIONAL

Si existe una institución ligada al grabado en España esa es La Calcografía Nacional. Fue creada en 1789 con el objeto de tener un establecimiento fijo anexionado a la Imprenta Real que centralizara todos los encargos demandados por el gobierno a través de las distintas secretarías del Estado. Esta institución también tuvo el encargo de recoger, conservar y, si era necesario, estam par de nuevo todas las láminas de cobre que se habían grabado por orden regia. Su primera sede fue el edificio de la Imprenta Real, en la madrileña calle de Carretas. Actualmente está en el palacio de Goye neche en la calle de Alcalá, sede de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y centra su actividad en la conservación, promoción y difusión del arte gráfico.

En sus más de dos siglos de historia ha ido reuniendo láminas grabadas, fundamental mente en cobre, pero también en cinc y acero, hasta llegar a la actual cifra de ocho mil. En la Calcografía Nacional se conser van láminas de los principales grabadores españoles como Francisco de Goya, Manuel Salvador Carmona, Carlos de Haes, Mariano Fortuny, Ricardo Baroja, José Gutiérrez Solana, Pablo Picasso, Eduardo Chillida o Manuel Valdés, entre muchos otros.

La Calcografía Nacional sigue enriqueciendo sus fondos con adquisiciones y donaciones de láminas, al tiempo que con renovado esfuerzo, continúa su labor de difusión y pro moción del arte gráfico contemporáneo mediante la edición de la obra de artistas actuales. En este sentido merece desta carse la Colección de arte contemporá neo y, particularmente, la convocatoria anual del Premio Nacional de Grabado, y del Certamen de Arte Gráfico para Jóvenes Creadores organizado y patrocinado por la Calcografía Nacional, la Fundación Casa de la Moneda y la Fundación CEIM. Su extraordinaria colección y la versatilidad y multiplicidad de sus actividades hacen de la Calcografía Nacional un punto obligado de referencia para el estudioso y aficionado al arte de la estampa.

Otra cita obligada para aquellos que quie ran conocer las posibilidades artísticas del grabado es la feria Estampa, Salón del grabado y ediciones de arte contemporá neo que todos los años tiene lugar en Madrid. Este año celebra su XV edición.

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