La energía del viento, entre dos aguas

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La eólica española, una de las industrias más innovadoras y con mayor futuro, recibe el reconocimiento de Europa por su liderazgo al tiempo que ve peligrar su supervivencia por el nuevo marco regulatorio

La eólica española se debate entre el aplauso internacional, que acaba de premiar su historia de dos décadas de éxito, y la presión nacional de un Gobierno al que acusa de plantear la regulación más lesiva jamás dictada en un país contra el sector. Es una paradoja difícil de entender que ha llevado a la eólica europea a tener que cerrar filas en torno a la industria patria para defender su papel de líder mundial. Y lo ha hecho de la mejor forma posible. La Asociación Europea de Energía Eólica (Ewea, en sus siglas en inglés) entregó a España el pasado marzo el European Wind Energy Award (el premio de la eólica europea) por ser el primer país del mundo en que la energía del viento llega a ser la primera fuente de electricidad en un año completo.

Según datos del operador del sistema, Red Eléctrica de España (REE), la cobertura de la demanda con eólica alcanzó el 20,9% en 2013, ligeramente por encima de la nuclear, con una producción de 54.478 GWh, la más alta de la historia. Este hito, además, fue posible sin apenas aumentar la potencia eólica instalada, ya que el pasado año solo se instalaron 175 nuevos MW eólicos, el menor ritmo de crecimiento del sector desde 1997: un débil incremento del 0,77% coloca el total de potencia instalada en los 1.072 parques eólicos que hay en funcionamiento en suelo español (el 70% de ellos repartidos por Castilla y León, Castilla-La Mancha, Andalucía y Galicia) a las puertas de los 23.000 MW, 2.000 por debajo de los previstos por el Plan de Energías Renovables (PER) 2011-2020, según destacan desde la Asociación Empresarial Eólica (AEE).

Pero a la par que reivindica su protagonismo como primera fuente energética del sistema en España, –en los tres primeros meses de 2014, la eólica ha acumulado una producción récord de 17.534 GWh y ha consolidado su liderazgo al cubrir el 27,1% de la demanda de electricidad–, la industria eólica se queja del maltrato regulatorio al que le somete la reforma energética impulsada por el Ministerio de Industria, Energía y Turismo y que, de no modificarse, podría comprometer muy seriamente el futuro del sector, según lamenta la AEE.

Esta asociación no entiende el interés por penalizar en estos momentos a una industria como la eólica que baja el precio de la electricidad, exporta tecnología, evita importaciones de combustibles fósiles, reduce el déficit de la balanza comercial y crea riqueza y empleo en cerca de un millar de pueblos españoles. Y lo argumenta con cifras y letras.

Ahorro en electricidad

Así, la AEE sostiene que cuando el viento sopla, los españoles ahorran dinero (el precio medio del mercado desciende a mínimos los días en que la producción eólica se sitúa en máximos, como el pasado 25 de marzo, en que la eólica batió el récord de producción diaria del primer trimestre, con 352.087 MWh generados, y el precio medio pagado fue de 9,65 euros/MWh muy por debajo de los 40 o 50 euros/MWh que se llegan a pagar en las jornadas sin viento). Una opinión que también es compartida por la Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA), que asegura que a lo largo de 2013 la eólica generó ahorros en el precio de la electricidad por más de 4.000 millones de euros, el doble de las primas que recibió.

Del mismo modo, el sector resalta que España es el tercer país europeo, tras Alemania y Dinamarca, que más tecnología exporta, según datos de la Comisión Europea, que cifra en 1.500 millones de euros el valor de los componentes y equipamientos eólicos exportados en 2012.

Igualmente, la AEE destaca que la industria nacional también ha hecho un importante esfuerzo en innovación, investigación y desarrollo que ha situado a España como uno de los referentes mundiales en patentes industriales. Según la ONU, nuestro país es el quinto del mundo en patentes eólicas y está en posesión de más del 9% de este tipo de patentes en Europa, frente a la media del 2,4% que presenta el resto de sectores de la economía española.

Por otro lado, la creciente relevancia de la eólica en el mix energético contribuye a reducir la abultada factura que Europa, y especialmente España, donde la dependencia energética ronda el 75%, debe pagar anualmente por la importación de combustibles fósiles. Según la Asociación Europea de Energía Eólica, cada ciudadano de la UE paga ya dos euros al día por las importaciones de derivados del petróleo.

La eólica se la juega, dicen desde el sector. Aunque están convencidos de que llegarán tiempos mejores y que el país no se arriesgará a perder competitividad, talento y liderazgo tecnológico.

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