Centros de interpretación

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Los centros de interpretación de la naturaleza facilitan que los visitantes descubran los ecosistemas del lugar a la vez que ayudan a protegerlos

Numerosos espacios protegidos están dotados con infraestructuras lúdico-educativas destinadas a que el público general conozca los valores naturales de los mismos. Las principales son los centros de interpretación, instalaciones que empezaron a generalizarse en los años 90 del siglo XX y que cumplen fundamentalmente dos misiones: favorecer, por un lado, que el visitante descubra los ecosistemas del lugar de una forma cómoda y relativamente rápida, puesto que lo más seguro es que no pueda acudir a to-dos los rincones del espacio; y, por otro, preservar la riqueza del parque o reserva, puesto que de esta forma muchos excursionistas no sienten la necesidad de inspeccionar la globalidad de los parajes.

En muchas ocasiones los centros de interpretación han conseguido plasmar con gran realismo y carga estética los paisajes del entorno junto con sus habitantes silvestres. Además de los elementos naturales, también salen a relucir aquellos elementos humanos que tienen que ver con usos o explotaciones tradicionales de los recursos del territorio: extracción de madera, obtención de corcho, realización de productos a base de frutos del bosque, entre otros muchos.

Los centros del Alto Tajo

Ciertamente se han creado numerosos centros de interpretación, aunque, si se tiene en cuenta uno de los estudios más recientes realizados sobre estas instalaciones, el llevado a cabo en 2005 por la revista Consumer, la principal carencia de los parques naturales radica en la escasez de los mismos. El 60% de los parques visitados no tiene un centro de interpretación, aunque donde los hay suelen ofrecer gran calidad, según apunta el informe.

Hay que tener en cuenta, de todas formas, que en estos dos años se han abierto algunos muy interesantes, como los del Parque Natural del Alto Tajo (Guadalajara), con una calidad realmente notable. Dehesa de Corduente es el nombre de uno de ellos. Impresiona su arquitectura, que mezcla gruesas láminas de madera con cristal, creando espacios abiertos y una visión racheada extraordinaria del arbolado exterior. Jardineras, estanques, grandes maquetas y paneles gráficos visten el edificio de forma muy acertada. El otro, bautizado como Sequeo de Orea, y con nueve meses de vida, orienta su contenido a la divulgación del patrimonio etnográfico y los usos tradicionales.

Señorío de Bértiz y Doñana

Otro de los centros que merece la pena destacar es el del Parque Natural del Señorío de Bértiz, uno de los mejor elaborados y dotados, según el estudio de Consumer. Ubicado en la localidad de Oiregi (valle de Bertiz Arana, Navarra), su eje temático gira en torno al bosque de Bértiz. Sus bosques de ribera, su geología, entre otros aspectos, aparecen reflejados a través de maquetas, juegos interactivos, materiales reales, fotografías, paneles con visores y un original espectáculo multimedia.

También son reseñables las cinco instalaciones del Parque Nacional de Doñana (El Acebuche, La Rocina, Palacio de El Acebrón, José Antonio Valverde y Fábrica de Hielo) o las tres del Parque Natural del Montseny (Barcelona), con alto número de recursos didáctico-recreativos.

Pero éstos son sólo algunos ejemplos de la amplia red de centros que existen repartidos por todo el país.

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